Son momentos de incertidumbre, de cambios, de inseguridad, de frustración… y de reflexión. Me gustaría compartir con vosotros un precioso cuento que nos habla del lugar en el que se encuentra la felicidad, que tal vez conozcáis. Está extraído del libro “La Buena Crisis” de Alex Rovira.
Dice el cuento que en el principio de los tiempos se reunieron varios demonios para hacer una travesura. Uno de ellos dijo: “debemos quitar algo a los hombres, pero ¿qué les quitamos?”. Después de mucho pensar uno dijo: ¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar”. Propuso el primero: “Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo”. Inmediatamente repuso otro: “No, recuerda que tienen fuerza; alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y, si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está”. Luego propuso otro: “Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar”. Otro contestón: “No, recuerda que tienen curiosidad; alguna vez alguien construirá un aparato para poder bajar y entonces la encontrarán”. Uno más dijo: “Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra”. Y le dijeron; “No, recuerda que tienen inteligencia: un día alguien va a construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad”. El último de ellos había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: “Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren”. Todos lo miraron asombrados y preguntaron al mismo tiempo: “¿Dónde?”. El demonio respondió: “La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán”. Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el ser humano se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva dentro.
Con independencia de las distintas definiciones que se den del concepto felicidad, y las distintas percepciones que unos y otros tengamos, todos estaremos de acuerdo que es algo que perseguimos a lo largo de nuestra vida. Para mí la felicidad es una actitud ante la vida, en función de cómo decidimos interpretar y dar respuesta a los sucesos que nos acontecen.
En estos tiempos difíciles donde los acontecimientos externos nos generan cierta inseguridad, donde amigos, conocidos, compañeros, clientes, colaboradores… nos comentan estar pasando por cambios importantes a nivel laboral, es buen momento para encontrarnos, para profundizar en nuestra búsqueda interior, para perseguir nuestra verdadera felicidad, para seguir creciendo y madurando.
Dice el cuento que en el principio de los tiempos se reunieron varios demonios para hacer una travesura. Uno de ellos dijo: “debemos quitar algo a los hombres, pero ¿qué les quitamos?”. Después de mucho pensar uno dijo: ¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar”. Propuso el primero: “Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo”. Inmediatamente repuso otro: “No, recuerda que tienen fuerza; alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y, si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está”. Luego propuso otro: “Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar”. Otro contestón: “No, recuerda que tienen curiosidad; alguna vez alguien construirá un aparato para poder bajar y entonces la encontrarán”. Uno más dijo: “Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra”. Y le dijeron; “No, recuerda que tienen inteligencia: un día alguien va a construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad”. El último de ellos había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: “Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren”. Todos lo miraron asombrados y preguntaron al mismo tiempo: “¿Dónde?”. El demonio respondió: “La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán”. Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el ser humano se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva dentro.
Con independencia de las distintas definiciones que se den del concepto felicidad, y las distintas percepciones que unos y otros tengamos, todos estaremos de acuerdo que es algo que perseguimos a lo largo de nuestra vida. Para mí la felicidad es una actitud ante la vida, en función de cómo decidimos interpretar y dar respuesta a los sucesos que nos acontecen.
En estos tiempos difíciles donde los acontecimientos externos nos generan cierta inseguridad, donde amigos, conocidos, compañeros, clientes, colaboradores… nos comentan estar pasando por cambios importantes a nivel laboral, es buen momento para encontrarnos, para profundizar en nuestra búsqueda interior, para perseguir nuestra verdadera felicidad, para seguir creciendo y madurando.
Gracias Estela por transmitirnos este cuento. Es posible que para muchos de vosotros (y vosotras) el cuento os suene a ¡otro más! Seguro que todos tenemos nuestros correos inundados semanalmente de maravillosos pagüerpoints que nos invitan a disfrutar de la vida, a amar a los demás, a contemplar la puesta de sol, a descubrir la belleza en un gato, en un perro, en un paisaje,... y me imagino que la mayoría acaban en la papelera. ¡Hastío de tanto deseo de buenas intenciones de los demás! Sin embargo, creo que a pesar de todo, está bien dedicar un minuto, tan sólo uno, de todo el estresante día a levantar la vista y pensar ¡caspita, tengo que disfrutar de todo lo que tengo porque, sí, soy afortunado!
ResponderEliminarEsta semana, en el programa El Hormiguero, de Cuatro, hablaron sobre el tema de la felicidad, y sobre que está demostrado que pensar en cosas felices nos hace desarrollar la parte del cerebro que "nos hace sentirnos más felices", y pensar menos en cosas tristes o negativas hace que se atrofie la parte del cerebro correspondiente. Uno de los ejercicios que proponían para ello era pensar cada noche en 10 cosas buenas que nos hayan pasado durante el día. Parece muy difícil, pero ahí está el truco, en "darle al coco" pensando en positivo.
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