“Quién me iba a decir que iba a acabar trabajando en el departamento de Recursos Humanos de una empresa. Y ¡qué fácil es vivir y trabajar así! Un poco de selección de personal por aquí, un poco de nóminas y gestión de talento por acá…”
Ojalá fuera verdad eh… ¿o no? Ciertamente, hay muchos aspectos del amplio mundo de los RRHH (y cuanto más avanza el máster, más se amplía) que aún se escapan a lo que podríamos llamar ‘control’ o ‘unificación del trabajo’ del gestor/a de RRHH. Porque no trabajamos en lo que sería nuestro ámbito per se, ya de por sí extenso, sino que tenemos que expandir nuestras capacidades mucho más allá. Ya lo dijo Dave Ulrich (2007) en su modelo de RRHH: tenemos que ser ‘activistas creíbles’, ‘gestores de cultura y cambio’, ‘gestores del talento’… etc.
Pero, por encima de todo, esta separación de roles y funciones, encontramos un aspecto trascendental a superar: la visibilidad. Es uno de los retos más importantes y vitales para nuestro desempeño. Cualquier función que parta del departamento de recursos humanos está destinada a mejorar el aspecto al que esté dirigida dicha acción (como todas). Pero ¿cómo hacerlo ver? Es una de las principales dificultades con las que nos podemos enfrentar en el día a día. Si no conseguimos mostrar que nuestro trabajo es útil, ¡nos harán ‘selección de personal’ a nosotros!
Es complicado ver la repercusión real de nuestra labor debido a que es más difícil de medir o cuantificar que otras. Por lo tanto, tenemos que ser conscientes de esta dificultad y hacer, hacer y hacer ver que somos útiles. Tenemos que generar esa ventaja competitiva que se nos pide, pero también con nosotros mismos. Visión de negocio, mejorar cada día, mantenernos actualizados en nuevas técnicas, y ¡tener vocación de servicio! No somos la función principal, somos apoyo de cada una de las funciones principales de la empresa. Hay que demostrar que esa cadena va mejor gracias a nosotros.
Tenemos por delante muchos retos a los que hacer frente, especialmente en los tiempos en los que nos movemos. La visibilidad de nuestro trabajo, la capacidad de conciliación, la innovación, tanto para nosotros mismos como para la empresa, el equipo…; ¡idiomas! Que no se nos olvide que es un mundo completamente abierto, tenemos que eliminar las barreras de todo tipo. Hacer del cambio una constante en nosotros mismos nos permitirá generar que en nuestro entorno lo sea también.
Hacer visible todo lo mencionado hará que nuestro trabajo mejore y sea indispensable para cualquier ámbito que nos propongamos. ¿Es fácil? Para nada. Pero hay que ir a por todas.
¡Hay que demostrar que hemos venido para quedarnos!
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