Otras miran al mundo y dicen ¿Por qué no?”
“Ser emprendedor es cuestión de actitud” ¿pero, cuando hablamos de actitud a qué nos estamos refiriendo?.
La Real Academia Española indica que la palabra actitud, como término que proviene del latín actitudo. De acuerdo a la RAE, la actitud es el estado del ánimo que se expresa de una cierta manera.
La actitud es más bien una motivación social antes que una motivación biológica. A partir de la experiencia, las personas adquieren una cierta predisposición que les permite responder ante los estímulos.
Una actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual.
Es importante establecer también la diferencia entre actitudes positivas y negativas: Las positivas son aquellas que colaboran con el individuo para conseguir enfrentar la realidad de una forma sana y efectiva, las negativas son las que entorpecen esta relación del individuo con su entorno. La libertad del individuo reside en poder elegir entre una actitud y otra a cada momento.
Por último, sólo resta decir que las actitudes no sólo modifican el comportamiento individual, sino también grupal.
Una persona con una actitud positiva frente a los problemas, puede conseguir incentivar al grupo a salir adelante y a mejorar; mientras que una con una actitud negativa, consigue “infectarlo” pero para guiarlo en una conducta que lo llevará al fracaso.
Ser emprendedor es una actitud, como la del ciclista que se escapa del pelotón y recorre en solitario más de 100 kilómetros, con la posibilidad de que lo alcancen poco antes de llegar a la meta y no consiga ganar la etapa. Ese ciclista, a pesar de todo, al día siguiente volverá a probar suerte. Ni ama el riesgo ni deja de pensar en el fracaso, pero piensa que es peor no intentarlo.
El auténtico emprendedor es el que tiene la inquietud, la ilusión y la iniciativa para transformar una idea, aparentemente buena, en un negocio productivo.
No tener aversión al riesgo o miedo al fracaso es una temeridad, porque precisamente estos dos factores sirven de mecanismo de control para no hacer las cosas a lo loco.
Inquietud, ilusión e iniciativa mezcladas con respeto al riesgo y al fracaso, esos son los ingredientes para una buena actitud emprendedora. Después lo importante es transformar esa actitud en un manera de pensar y comportarse, ya no como emprendedor, sino como empresario.
La actitud es todo en la vida personal y profesional, ya que con nuestra actitud construimos nuestra realidad.
Quiero compartir la experiencia emprendedora de Valdir Novaki:
Mucho antes del inicio de la crisis económica global, un vendedor de palomitas de maíz brasileño ya iba camino de convertirse en un emprendedor muy famoso en el país, haciendo apenas lo que siempre hizo: vendiendo palomitas de maíz en la calle, pero con un toque personal.
Valdir Novaki, de 36 años, solía trabajar como peón hasta llegar a Curitiba, en 1988, donde comenzó a trabajar como jornalero y en seguida como motorista.
Su ambición, en cambio, era conseguir una licencia para abrir su propio carrito de palomitas de maíz, y convertirse en un hombre de negocios exitoso.
El mayor sueño de Valdir era convertirse en el mejor y más cualificado vendedor de palomitas de Brasil. Y lo consiguió.
En este enlace podeis ver el video de Valdir.
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