Nos falta una tarjeta...
Abre tu cartera. Sí, esa de cuero
que tienes en el bolso, entre todos los trastos, o en bolsillo del pantalón. Y
mira, si de casualidad, donde las tarjetas, entre el DNI y la de la Seguridad
Social, tienes la nueva esa del… la del… si, la del CLUB DEL OPTIMISMO.
Pues no, yo tampoco la tengo, pero
no me importaría, porque viendo cómo nos movemos ahora, si no es con tarjetas
de este tipo, parece que no pertenecemos a nada. Ni a Carrefour, ni a Ikea, ni
a los puntos de la TRAVEL, ni a las tiendas de cosméticos que nos mandan mails
cada 3 días…
Te digo yo, que si mañana mismo
hay un club “raro” que la ofrece, la del CLUB DEL OPTIMISMO, ahí que nos
apuntamos todos. Porque está visto, que por nosotros mismos, no somos optimistas
ni para comprar el pan, porque no sabemos ya si durará poco o mucho, o si
estará bueno, malo o regular. Confiar. En uno mismo. Como hace 20 ó 30 años.
¿Dónde queda eso?... Hoy, o nos lo dan todo hecho, o tenemos miedo, horror,
pánico al futuro.
Emprender puede ser un arma de
doble filo, pero quedarnos con los brazos cruzados es una insensatez. Quitémonos
la venda que nos impide ver todo más claro y afrontemos la vida con sensaciones
positivas.
Una gran idea es lo que más vale
para decidirse, atreverse y ser positivo con un proyecto ilusionante. Ser
negativo no vale más que para ahogarse en pensamientos cobardes.
Por cierto, la tarjeta, esa que
nos falta, puede ser de cualquier color, eso es lo de menos. Y no hace falta
que nos de puntos cada vez que hagamos algo bien. Solamente el hecho de verla
cada día nos hará ser valientes y atrevidos.
O nos la hacemos ya, o estamos
perdidos.
Chulo Teresa.
ResponderEliminarEstoy pensando: ¿Cuándo me cuesta más ser optimista? Al principio del día, durante o al final, en mi última reflexión?
¿Cuándo necesito más el beso de mi mujer? Cuando salgo a trabajar o cuando regreso.
POr cierto, la tarjeta esa sí da puntos, lo que no se es que se hace con ellos (me pasa como con la Travel)
Muy buena invitación a la reflexión, Teresa!
ResponderEliminarAbría la cartera y ¡no la encuentro! La seguiré buscando, sé que la dejé en algún sitio :) Gracias por el artículo, muy simpático el enfoque y muy real, más en los tiempos que corren.
ResponderEliminarTeresa, que el hecho de no tener una tarjeta, no te impida pertenecer al club.
ResponderEliminarNo tenemos sede social, ni líderes, no tenemos cuotas, ni obligamos a asistir a reuniones tediosas. No tenemos símbolos ni logos. Simplemente pertenecemos al club. Eso si, tenemos la habilidad de distinguir quién pertenece al club y quién no. No podemos disimularlo. Se nos nota.
http://www.facebook.com/RegardRose comparto mi pagina en facebook, estoy comenzando a confeccionar un espacio muy motivador, son bienvenidos =)
ResponderEliminar