jueves, 16 de febrero de 2012

COMPETENCIAS Y DESARROLLO PERSONAL por IGNACIO GARCÍA.

Queramos o no, vivimos en un entorno cambiante al máximo, extremadamente dinámico, lo cual significa que debemos ser flexibles y adaptarnos al medio lo más rápido posible, y si hablamos del mercado laboral esto se eleva a la enésima potencia. Es por esto que en esta ocasión quiero hablar del desarrollo personal por competencias.

Es evidente que las titulaciones son la cara visible a la par que principal carta de presentación de una persona a la hora de opositar a un trabajo y mostrar sus capacidades, y es el modelo que viene imponiéndose desde hace muchos años pero que como en tantos otros aspectos de la vida, las circunstancias varían.

La cuestión principal se centra en las capacidades y posibilidades de una persona, dicho de otra forma, lo que un individuo es capaz de hacer y llevar a cabo, lo cual adquiere mayor relevancia dado que la empresa va a buscar siempre al mejor candidato para cubrir sus necesidades.

Creo preciso ahondar más todavía en este tema pues la situación económica y de desconfianza que reina en el mercado laboral actualmente no invita a correr riesgos por parte de las empresas, trabajando éstas sobre seguro y confiando en la persona que mayor adaptabilidad y funcionalidad demuestre. Las empresas miran siempre hacia el futuro para planificar y establecer su plan de actuación. De este modo cuando se mide el potencial se mide el futuro, y muchas veces el futuro es incierto.

Una buena forma de ampliar las capacidades y de potenciar el desarrollo personal es mantener una actitud activa y con predisposición a aprender y estar actualizado. La realización de cursos, lecturas, acudir a congresos y jornadas, es siempre una buena opción.

Pasando al aspecto puramente práctico podemos hablar de una empresa que tenga dos candidatos para un solo puesto, la lógica invitaba a pensar que el que tenía máster gozaba de gran ventaja frente al licenciado, que el licenciado tenía preferencia siempre ante el diplomado, y que el universitario miraba muy por encima al FP, como bien digo, hasta ahora. Y es que hoy en día esas distancias formativas pueden ser condenatorias en ocasiones, sobre todo si se trata de un proceso de selección con gran volumen de candidatos donde hay que ir reduciendo la masa, pero en las distancias cortas es cuando uno va a ser requerido de sus destrezas y COMPETENCIAS.


Por tanto si tuviera que trazar un plan de actuación en estos momentos, me basaría en activar mi comportamiento orientándolo a un aprendizaje continuo, hacia un vulgar espejo del famoso “el saber no ocupa lugar”. De éste modo, seré capaz de afrontar muchos aspectos laborales y cotidianos del día a día, y quién sabe si hasta obtener la oportunidad de demostrar toda esta palabrería en un puesto de trabajo.

Acabo con una frase que personalmente describe mi pensamiento: no hay mayor fuerza de voluntad que la propia motivación.

6 comentarios:

  1. Gracias por tu aportación, Nacho.
    No puedo estar más de acuerdo con tu conclusión, y es que, si no QUEREMOS hacer las cosas y encontramos una fuerza que nos empuje a conseguirla (motivación) difícilmente vamos a poder mover un dedo (fuerza de voluntad) para conseguirlas.
    Es cierto que lo más difícil y, sin embargo, lo que marca la diferencia es pasar a la ACCIÓN. Entonces, ¿por qué no centrar nuestros esfuerzos en enfocar nuestra energía en HACER?

    Me quedo con tu enfoque, que sin duda comparto, hacia el aprendizaje continuo. Sin él, nos quedamos atrás enseguida y perdemos competitividad y eficiencia.

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  2. Ayer sin ir más lejos, me presentaron a una persona de esta forma:
    - Esta es Ana..., es abogada. El tono y la forma de decirme "es abogada" me dió a entender ( pues no venía al caso comentar a lo que se dedicaba o los estudios que poseía ) : Ojo no es normal, tiene un título universitario)

    Después de 20 minutos SUPE que sólo había terminado la carrera, no había trabajado nunca a sus 32 años e IMAGINE que el trabajo no la llegaría nunca, que parecía boba y que probablemente lo fuera (pero esto no se lo dije a nadie, tampoco lo debía poner en su Título y es más, tampoco lo debería haber escrito aquí).

    Ni habilidades, ni actitudes, ni comportamientos.
    Es posible que todas las personas que la han entrevistado algún día IMAGINARON lo mismo que yo.


    Gracias Ignacio,me ha gustado mucho tu entrada.

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  3. me parece un tema muy interesante; pero yo creo que habría que comenzar analizar las competencias, las potencialidades ocultas que tenemos, hacer una gestión a través de estas capacidades para que no se nos valore por lo que dice el papel sino que por lo que aparece en la realidad. Ánimo y adelante

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  4. Me ha gustado mucho la entrada de Ignacio. Aunque creo que la mayoría de las empresas de este país no miran al futuro para planificar, creo que hoy en día, miran el día a día para conseguir sobrevivir,buscando el mínimo coste laboral posible,algunas adaptandose y otras aprovechandose de la situación actual .Además me gustaría hacer una apreciación referente a la realidad de la calle. Cierto que años atrás todo el que quería tarde o temprano podía, porque había oportunidades para demostrar tus competencias. ¿Pero que hacemos hoy en día, donde a la mayoria de las personas no se les da la oportunidad de demostrar sus competencias, y en las ofertas hay 1000 personas para un puesto y tu única presentación es un CV + Carta?

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  6. Jevy muy buena informacion guerito gracias

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