Oigo desde mi ventana a unos jóvenes corear: “¡Esta es!… ¡la juventud del Papa!”.
Siempre me han hecho gracia esos eslóganes facilones… que pueden dar lugar a equívocos. Equívocos porque, ¿a qué se refieren? ¿a que éstos son los jóvenes comprometidos, de base cristiana, que acuden a la llamada de Benedicto XVI en la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud)? o ¿quieren convencernos de que el Papa es tan joven como ellos?.
Lo segundo creo que hay que descartarlo, pero no tanto por el hecho objetivo de ser uno de los Papas elegidos con mayor edad (hoy tiene 84 años), sino porque creo que nunca ha sido “joven” intelectualmente. Sé de Ratzinger desde 1984. Entonces yo era uno de esos jóvenes comprometidos, de base cristiana (más bien cristiano de base), preocupado por la modernización de la iglesia. Seguidor de los Ellacuría, Sobrino, Boff… pues se había de notar la influencia jesuítica en mí. Y Ratzinger era el más serio opositor de la teología de la liberación. Por aquel entonces ya era el Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y ahí conocí a Ratzinger el teólogo, en ocasiones moderno, en ocasiones anticuado, pero siempre de pensamiento monolíticamente “maduro”. Pero eso podría ser motivo de otro post.
El tema de este es: ¿Qué clase de juventud es esta que se declara papista? Y, asunto más interesante: ¿es representativa?, y, tema más polémico: ¿debería ser modelo a seguir?.
Me cuenta un amigo que ha trabajado en esto del JMJ 2011, que ha sido sencillamente impresionante. Ver aquella concentración de jóvenes “peregrinos” que acuden a la llamada, por millones. Ver su animosidad, soportar con paciencia las esperas (la mayor parte de ellas bajo un sol de justicia)… Aunque esto llama la atención, no me parece nada novedoso. Lo mismo podría decir de las chavalucas que esperan a Dani Martín a las puertas del Marta Domínguez. (Notas al pié: Dani Martín, cantante de moda y Marta Domínguez, nombre del pabellón deportivo en el que actúa en Palencia).
Me gusta, me encanta de esos jóvenes, que tienen una “causa” por la que se movilizan, a veces desde lugares muy, muy lejanos. Probablemente esa “causa” marca sus vidas y por ella activan su energía y sus ganas de hacer. Eso para mí es un ejemplo a seguir para todos los jóvenes. Y aquí hablo por igual de las fieles seguidoras de Dani Martín, que de las fieles seguidoras del catolicismo del siglo XXI.
Probablemente estés pensando en la utilidad de la causa que mueve a estos grupos. O puede que pienses más bien en su inutilidad. Quizás pienses que son causas distintas, o quizás las metas en el mismo saco. En realidad yo creo que eso es poco importante. Las “causas” son temporales, son contextuales, pero sobre todo son personales, son subjetivas. Para mí no son importantes en términos de utilidad neta, sino que lo que las hace indispensables es su función de tracción. Son el motor de la vida.
Y ¿cuáles son las “causas” que mueven a nuestros jóvenes hoy?
Estoy pensando en ello, cuando el grupito que pasa por debajo de mi ventana, cambia el lema “¡esta es!... ¡la juventud del Papa!”, por “¡Juan Pablo!, ¡segundo!, ¡te quiere todo el mundo!”. Son las 8:30 de la mañana del 2 de septiembre de 2011 y acaban de cerrar la discoteca de la zona.
Camino del “38” (el after que queda abierto), les da tiempo a corear un “¡Pucelano el que no bote! ¡es! ¡es!”. Yo, sin botar, cierro despacio la ventana. Por suerte los niños siguen dormidos.
Siempre me han hecho gracia esos eslóganes facilones… que pueden dar lugar a equívocos. Equívocos porque, ¿a qué se refieren? ¿a que éstos son los jóvenes comprometidos, de base cristiana, que acuden a la llamada de Benedicto XVI en la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud)? o ¿quieren convencernos de que el Papa es tan joven como ellos?.
Lo segundo creo que hay que descartarlo, pero no tanto por el hecho objetivo de ser uno de los Papas elegidos con mayor edad (hoy tiene 84 años), sino porque creo que nunca ha sido “joven” intelectualmente. Sé de Ratzinger desde 1984. Entonces yo era uno de esos jóvenes comprometidos, de base cristiana (más bien cristiano de base), preocupado por la modernización de la iglesia. Seguidor de los Ellacuría, Sobrino, Boff… pues se había de notar la influencia jesuítica en mí. Y Ratzinger era el más serio opositor de la teología de la liberación. Por aquel entonces ya era el Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y ahí conocí a Ratzinger el teólogo, en ocasiones moderno, en ocasiones anticuado, pero siempre de pensamiento monolíticamente “maduro”. Pero eso podría ser motivo de otro post.
El tema de este es: ¿Qué clase de juventud es esta que se declara papista? Y, asunto más interesante: ¿es representativa?, y, tema más polémico: ¿debería ser modelo a seguir?.
Me cuenta un amigo que ha trabajado en esto del JMJ 2011, que ha sido sencillamente impresionante. Ver aquella concentración de jóvenes “peregrinos” que acuden a la llamada, por millones. Ver su animosidad, soportar con paciencia las esperas (la mayor parte de ellas bajo un sol de justicia)… Aunque esto llama la atención, no me parece nada novedoso. Lo mismo podría decir de las chavalucas que esperan a Dani Martín a las puertas del Marta Domínguez. (Notas al pié: Dani Martín, cantante de moda y Marta Domínguez, nombre del pabellón deportivo en el que actúa en Palencia).
Me gusta, me encanta de esos jóvenes, que tienen una “causa” por la que se movilizan, a veces desde lugares muy, muy lejanos. Probablemente esa “causa” marca sus vidas y por ella activan su energía y sus ganas de hacer. Eso para mí es un ejemplo a seguir para todos los jóvenes. Y aquí hablo por igual de las fieles seguidoras de Dani Martín, que de las fieles seguidoras del catolicismo del siglo XXI.
Probablemente estés pensando en la utilidad de la causa que mueve a estos grupos. O puede que pienses más bien en su inutilidad. Quizás pienses que son causas distintas, o quizás las metas en el mismo saco. En realidad yo creo que eso es poco importante. Las “causas” son temporales, son contextuales, pero sobre todo son personales, son subjetivas. Para mí no son importantes en términos de utilidad neta, sino que lo que las hace indispensables es su función de tracción. Son el motor de la vida.
Y ¿cuáles son las “causas” que mueven a nuestros jóvenes hoy?
Estoy pensando en ello, cuando el grupito que pasa por debajo de mi ventana, cambia el lema “¡esta es!... ¡la juventud del Papa!”, por “¡Juan Pablo!, ¡segundo!, ¡te quiere todo el mundo!”. Son las 8:30 de la mañana del 2 de septiembre de 2011 y acaban de cerrar la discoteca de la zona.
Camino del “38” (el after que queda abierto), les da tiempo a corear un “¡Pucelano el que no bote! ¡es! ¡es!”. Yo, sin botar, cierro despacio la ventana. Por suerte los niños siguen dormidos.
Exactamente.
ResponderEliminarEn términos organizativos, habrá sido un éxito. Ahora bien, intuyo que al 70% de los asistentes no les ha movido hasta allí su fe, si no la experiencia en si. Jornadas de la juventud, festival de Benicassim...Experiencias que marcan a una edad más por la forma que por el contenido en si.
Las causas, según tú, son subjetivas... Por lo tanto tiene el mismo valor el grupo de chicos que se reúnen por un botellón, que el grupo de feligreses que se congregan para compartir experiencias de vida, proyectos sociales y para orar (reflexionar en lenguaje políticamente correcto) sobre su futuro y el futuro de la sociedad...
ResponderEliminarCreo que tus sofismas están a a altura de los sofistas atenienses... Claro, yo, al menos, pongo en valor las causas y las clasifico de forma objetiva al contrastarlas con mis semejantes. No sé, pero a mí me da que todos valoramos más al movimiento del 15M que al grupito de seguidoras de Dani Marti... ¿Me equivoco?
Patricia y Anónimo: gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarPatricia, estoy de acuerdo: esto va más allá de las creencias y, la experiencia en si, también cuenta. De hecho "vivir una experiencia interesante" es una causa muy común... ¿solo a determinadas edades?... uhmmm déjame pensarlo.
Anónimo: ¿a la altura de los sofistas atenientes? a mucha altura me pones...
Las causas son personales, porque las decide cada persona en cada momento. Las dos de las que hablo en el post las pongo en el mismo saco porque son capaces de movilizar a los jóvenes. Y, evidentemente, noto diferencias entre ambas (incluso tengo mis preferencias personales entre ellas), pero eso no me parece relevante. Lo relevante es que hay "una causa" que moviliza las energías de nuestros jóvenes. Y eso es un primer paso muy muy importante. Lo desastroso sería encontrarnos con una juventud "sin causa", que sería como decir una juventud "sin motor".
Valorar si una causa es mejor, más apropiada o más beneficiosa que otras... no deja de ser otro ejercício subjetivo: depende de ti y de tus valores.
Un saludo. Pencho.
A mí, que alguien se incluya en el colectivo de la juventud del Papa me resulta curioso pero me impresiona más por desconcertante y bizarro que el propio Papa se proclame nada más y nada menos que representante de dios en la tierra y dirija un estado. Pero el colmo ya es que una civilización con miles de años de historia acepte esto como si tal cosa y funcione con ello con toda normalidad.
ResponderEliminarDa para reflexionar largo y profundo sobre lo avanzado de nuestra sociedad, sobre sus motivaciones y su capacidad para evolucionar y en definitiva sobre lo que somos como colectivo.
un saludo
Hijo Pródigo
Uyuyuy....que se me ha escapado esta pedazo de entrada....
ResponderEliminarlo mejor del JMJ: soy drogadicto, mi droga es Benedicto!!! Y dices que no hay un motor comun en la juventud...La causa está clara!
Un abrazo Pencho!