Realmente tenía pensado haceos perder escasos dos minutos con otro tema completamente diferente. Sin embargo, ha pesado más lo inmediato.
En esta semana, me encontraba tomando una copa con un amigo en un conocido establecimiento de la capital pucelana. Al poco tiempo, advertimos la presencia de una “turba” de niños un tanto inquietos, con las hormonas mas alteradas que una gimnasta rusa, dicho de forma diplomática. Bien pudieran protagonizar un capítulo del manido programa “Super Nanny”. Las madres, por supuesto a otros menesteres, arreglando el mundo (su mundo me supongo...espero que no sea el mismo que el mío). Como el pastor que suelta la ovejas a pastar y vuelve a la noche para recogerlas en el redil.
Pues bien, al cabo de no pocos minutos y ante la atónita mirada del camarero se acerca la madre con las tres criaturas de la mano y espeta...
“Veis ese que está ahí. Pues es el camarero, y tiene muy mala leche como no os portéis bien os echa del bar”. No pudimos por menos, mi amigo, la víctima (el camarero) y yo, que poner a la susodicha de fresca para arriba.
He aquí el motivo de estas líneas, trasladando esta situación cotidiana (por desgracia) al mundo laboral y más concretamente a ese jefe que no es capaz o no quiere asumir sus responsabilidades. No cumple con su Rol o papel que tiene asignado, o que se espera de él.
A quién no le ha pasado o sencillamente ha sido testigo de situaciones en las que el jefe elude sus responsabilidades. Por ejemplo:
El Jefe: “Marta, llama a nuestros proveedores de Azuqueca de Henares y deshazte de ellos, no quiero saber nada, se acabó. ¡Ah! y si llaman pidiendo alguna explicación....que no estoy.
Marta: Pero D. Ambrosio si llevamos trabajando con ellos 17 años.... Me da igual, como si llevan 2.
Sirva este modesto comentario para hacernos reflexionar de la importancia del Rol, en este caso concreto sería el de Jefe o Duce en italiano. Es fundamental la definición de competencias de cada puesto pero tanto o más que esas expectativas, que ese papel o Rol se cumplan, se lleven a la práctica. En lugar de tomar los mandos de la nave, de dirigir, de conducir, de establecer una política de actuación, de afrontar un problema, de tomar decisiones... La madre decidió “encomendar” esa labor al dependiente de mostrador...
Normalmente este tipo de situaciones, por cotidianas, por tangibles, por ocurrir en el ruedo de la vida del día a día, pasan inadvertidas y son plenamente aplicables al mundo laboral.
En esta semana, me encontraba tomando una copa con un amigo en un conocido establecimiento de la capital pucelana. Al poco tiempo, advertimos la presencia de una “turba” de niños un tanto inquietos, con las hormonas mas alteradas que una gimnasta rusa, dicho de forma diplomática. Bien pudieran protagonizar un capítulo del manido programa “Super Nanny”. Las madres, por supuesto a otros menesteres, arreglando el mundo (su mundo me supongo...espero que no sea el mismo que el mío). Como el pastor que suelta la ovejas a pastar y vuelve a la noche para recogerlas en el redil.
Pues bien, al cabo de no pocos minutos y ante la atónita mirada del camarero se acerca la madre con las tres criaturas de la mano y espeta...
“Veis ese que está ahí. Pues es el camarero, y tiene muy mala leche como no os portéis bien os echa del bar”. No pudimos por menos, mi amigo, la víctima (el camarero) y yo, que poner a la susodicha de fresca para arriba.
He aquí el motivo de estas líneas, trasladando esta situación cotidiana (por desgracia) al mundo laboral y más concretamente a ese jefe que no es capaz o no quiere asumir sus responsabilidades. No cumple con su Rol o papel que tiene asignado, o que se espera de él.
A quién no le ha pasado o sencillamente ha sido testigo de situaciones en las que el jefe elude sus responsabilidades. Por ejemplo:
El Jefe: “Marta, llama a nuestros proveedores de Azuqueca de Henares y deshazte de ellos, no quiero saber nada, se acabó. ¡Ah! y si llaman pidiendo alguna explicación....que no estoy.
Marta: Pero D. Ambrosio si llevamos trabajando con ellos 17 años.... Me da igual, como si llevan 2.
Sirva este modesto comentario para hacernos reflexionar de la importancia del Rol, en este caso concreto sería el de Jefe o Duce en italiano. Es fundamental la definición de competencias de cada puesto pero tanto o más que esas expectativas, que ese papel o Rol se cumplan, se lleven a la práctica. En lugar de tomar los mandos de la nave, de dirigir, de conducir, de establecer una política de actuación, de afrontar un problema, de tomar decisiones... La madre decidió “encomendar” esa labor al dependiente de mostrador...
Normalmente este tipo de situaciones, por cotidianas, por tangibles, por ocurrir en el ruedo de la vida del día a día, pasan inadvertidas y son plenamente aplicables al mundo laboral.
*Por cierto se me olvidaba, este no es mi jefe, ja, ja, ja...
Hola a todos.
ResponderEliminarSaludos a Pepe por su aportación sacada de la vida misma. Me sugiere que, con un poco sentido del humor, se puede ridiculizar a personas como esta y que se den cuenta de su forma de actuar.
Tu mensaje nos enseña que, de cualquier acontecimiento que nos llame la atención, podemos aprender y sacar lecciones para nuestra vida personal, profesional....
Yo siempre he mantenido y sigo manteniendo que, uno de los mayores desafíos de una organización, para que esta funcione y consiga los retos y objetivos que se ha propuesto, es conseguir que cada uno de sus miembros asuma sus responsabilidades con todas las consecuencias. Esto supone un fuerte compromiso con la organización y consigo mismo. Y al mismo tiempo,una organización con un estilo, una cultura y una forma de dirigir y de actuar congruente con esa asunción de las responsabilidades por todos y cada uno de sus empleados.
Saludos
Rafael Cano
Qué gran virtud, Pepe, la de saber transferir aprendizajes de un contexto a otro, de una situación cotidiana, como tú has hecho, a un contexto laboral.
ResponderEliminarY que gran razón tienes cuando señalas que asumir las propias responsabilidades, en el día a día de nuestra vida privada o en nuestro entorno laboral, debería ser más que una obligación, una responsabilidad -valga la redundancia- moral. Y para empezar,una responsabilidad moral para con nosotros mismos.
Hola Pepe, Rafa y demás Personas compañeras.
ResponderEliminarMe ha gustado el enfoque de la reflexión que se ha planteado, y me han surgido dos inquietudes adicionales que deseo compartir, ahora que tengo un hueco de tiempo:
Primero, de acuerdo con que las responsabilidades se han de asumir por las adecuadas Personas, pero ... si los puestos-funciones estuvieran muy definidas, "muy atadas", habría creo, poco espacio para el "fluir" de las Personas, para facilitar la relación natural, la innovación y ... hasta la equivocación. Cada vez más, considero, los tradicionales "puestos de trabajo" se van desdibujando, para favorecer la flexibilidad, la diversidad, y el compromiso, dado que se facilita la ágil toma de decisiones en más ámbitos y a más Personas.
Por otro lado y segundo, deberíamos planear y acordar acciones concretas, para que las Personas directivas que sean tan "tajantes", tan poco abiertas a considerar otras ideas u opiniones, o a reconocer el valor de otras y la necesidad de ser adecuadamente informadas … y tratadas en consecuencia, como la del ejemplo, sean identificadas y o bien se les propone el adecuado entrenamiento y coaching para cambiar esas actitudes, o se les propone que no ocupen esos puestos de responsabilidad tan "especiales".
Nada más, salvo saludaros con ganas.
Gracias Pepe por tu intervención.
ResponderEliminarSe me ocurre aportar al tema del desempeño del rol otro punto más de vista. Éste es el siguiente: ¿Somos consciente de los diferentes roles que desempeñamos a lo largo de nuestra vida? Quien sólo tenga un rol significativo y éste lo ejerza malamente como es el caso nos indica su pobreza personal. La capacidad para desempeñar roles diferentes en entornos diferentes es un buen síntoma de madurez y riqueza personal. Esta diversidad de roles tiene que ver con los diferentes entornos donde nos movamos: Roles sociales, roles en la pareja, roles en la familia, roles en el mundo de trabajo. Tener roles significa que los demás nos aceptan y nos integran en sus mundos gracias a las contribuciones que hacemos a las interacciones con los otros (añadimos valor). Por esto es importante identificar nuestros papeles y ver cómo estamos integrados en los diferentes ambientes donde nos movemos.
Hola a todos.
ResponderEliminarYo quería añadir algo en la linea de José y que no sé si es un error de concepto mío o si realmente sucede.
Considero que siempre estamos desempeñando algún rol, aunque muchas veces no se corresponde con el que deberíamos asumir, y ahí es donde radica el conflicto. Si nuestras acciones fueran las idóneas del rol que nos corresponde en cada situación, formaríamos un mecanismo perfecto, eficiente, en el que no surgirían apenas problemas.
La cuestión radica en que no es lo mismo lo que somos en un determinado momento que lo que se espera de nosotros. Y en el equilibrio entre ambos es donde surge el rol.
Sin embargo, determinar exactamente en qué consiste nuestra labor, en el fondo depende de múltiples matices y percepciones que dificultan una definición precisa de cada rol y, lo que es más complicado, la elección de la persona adecuada para su desempeño.
Muy interesante, Pepe. Un saludo a todos.
Hola,
ResponderEliminarCreo que además del aspecto de los roles hay que tener en cuenta otro de espectativas. Todos en una organización tenemos espectativas y también ideas preconcebidas. En el ejemplo que se propone se transmite la idea de que el jefe "echa balones fuera". Pero quizá podríamos cambiar el enfoque y hablar de que delega responsabilidades (lenguaje aparte). El problema es que una actividad engorrosa puede verse como algo que uno no desea hacer y que entiende que debería corresponder a una instancia superior. El típico "por lo que cobro no tengo porqué hacer esto". Desde el punto de vista del empleado la acción de prescindir del proveedor es algo que debería asumir su jefe porque es algo que no le gusta y cree que no es su responsabilidad.
Pero de la misma manera si Marta negocia una cuenta nueva ¿le gustaría que la cerrase su jefe en exclusiva? seguro que no. Para eso estaría dispuesta a asumir la responsabilidad.
un saludo
Hijo Pródigo