jueves, 21 de enero de 2016

EL PODER DEL “GRACIAS”, por ALBA HERNANDEZ PEÑALVER

¿Cuántas veces te hubiera gustado escuchar “estás haciendo un gran trabajo y esfuerzo, ¡enhorabuena por lo que haces!”?

Yo creo que la palabra gracias tiene un poder increíble. Cuando a una persona se le agradece el trabajo bien hecho, siente que éste tiene un sentido y al mismo tiempo se siente inspirada para hacerlo aún mejor la próxima vez. Además ayuda a fomentar la lealtad y compromiso hacia su líder y empresa.

Agradecer el trabajo bien realizado a una persona crea una ventaja competitiva en la empresa, llegando a convertirse en una fuerza unificadora que obtiene resultados a corto y largo plazo, inspira a buenos lugares para trabajar y crea un agradable clima laboral.

Y es que cuando un trabajador se siente valorado no sólo se esfuerza más, sino que se establecen lazos más fuertes de confianza entre ellos y con sus líderes y crean relaciones más estrechas y duraderas que trasladan la confianza a todas las áreas de la organización.

Y esto bien lo saben Eric Mosley y Derek Irvine, ejecutivos en una empresa dedicada a la consultoría que implanta Planes de Reconocimiento en las organizaciones, ya que en su libro “The power of thanks. How social recognition empowers employees and creates a best place to work” explican que la base de un buen lugar para trabajar deben basarse en el poder de las gracias y el reconocimiento.

Cada vez son más las organizaciones modernas dónde dar y recibir agradecimientos se considera una forma más de comunicación y se animan a integrar e implantar estos Planes de Reconocimiento en su cultura de empresa.

El agradecimiento determina los comportamientos correctos dentro en una empresa, ya que cualquier acción tiene consecuencias y la acción correcta debe ser reconocida, creando un feedback al transmitir a los trabajadores que están en el camino correcto.

Los expertos hablan de que en un futuro se premiarán los buenos comportamientos en vez de sancionar las malas conductas o acciones dentro de una empresa.

Recuerda, agradecer origina una importante fuente de confianza y de lazos sociales más allá de una mera relación laboral entre el que lo da y el que lo recibe. Además, hace que nos sintamos bien y nos motiva para acudir a nuestro puesto de trabajo día a día.

¿A qué esperas para empezar a dar las gracias?

jueves, 14 de enero de 2016

¿ESTAMOS LISTOS PARA LA CONCILIACIÓN?, por JAVIER BELTRAN PARRA

Los últimos estudios realizados nos sitúan a la cola en cuanto a la implantación de medidas de conciliación por parte de las empresas, siendo los países del norte de Europa los más avanzados, y los que aplican en mayor proporción diferentes medidas con las cuales logran facilitar el poder compaginar vida laboral con personal.


Pese a ello no significa que en España no se lleven a cabo diferentes medidas en las empresas, si no que se realizan en menor medida. Lo que nos lleva a pensar que poco a poco esta situación irá cambiando para mejor.

Las principales diferencias que encontramos respecto a países como Finlandia, Suecia, Dinamarca o Luxemburgo son la flexibilidad horaria, los permisos por paternidad o las ayudas percibidas por parte de las instituciones públicas.

Mientras que en España la mayor parte de las empresas son quienes definen los horarios de los trabajadores, en países como Finlandia nos encontramos que más de la mitad de las empresas tienen horarios flexibles. Y debemos entender que no consiste en pasar cuantas más horas en el puesto de trabajo, si no en el tiempo que nos encontramos en él ser productivos y hacer un buen uso del tiempo.

Otro punto importante es el tema de las bajas por paternidad, donde nos encontramos muy lejos de la media europea, al contrario que Suecia donde el tiempo por baja supera en más del doble al de la media.

Sin embargo, todos estos cambios no son sólo trabajo de las empresas, sino que también debe haber una implicación por parte de las Instituciones, puesto que en este sentido vemos que en Luxemburgo se reciben casi diez veces más ayudas que en España a la paternidad.

Un efecto de todo esto es que la media de edad a la hora de tener el primer hijo está en los 30,4, frente a los 28,7 de la media de Europa. Ya que anteponemos la carrera profesional a la vida familiar hasta que se logra tener cierta estabilidad.

Por lo que podemos concluir, que para lograr una implantación progresiva de medidas o mejorar las que ya se están realizando, va a hacer falta un fuerte implicación y compromiso tanto por parte de las empresas, dándole un impulso a la aplicación de diferentes medidas, y trabajadores, respondiendo en sus puestos de trabajo y cumpliendo sus objetivos; como por parte de las instituciones públicas.  Para que con todo ello se pueda compaginar de una manera más sencilla la vida laboral y personal, y que la familia vuelva a estar en un primer plano.

jueves, 17 de diciembre de 2015

DEMOSTRADO: LA ZANAHORIA FUNCIONA, por SONIA DIEZ

"Demostrado: la zanahoria funciona" es un libro de A.Gostick y C.Elton sobre cómo un líder puede estimular el potencial humano. A través de una serie de fábulas te va contando diferentes situaciones de una empresa y cómo su líder quiere reconocer el trabajo de dos de sus empleados.

Bajo el título “la escenificación lo es todo” trata los temas de cómo elegir el premio correcto para cada empleado, el momento indicado para dar el premio que motive el rendimiento, cómo ofrecerlo de forma eficaz, cómo hacer un elogio en privado y saber en qué circunstancias puede ser convertido en una celebración pública y así conseguir motivar a los empleados.

Esta parte comienza con una anécdota de cómo un padre dijo a sus hijos delante de su esposa: “Quiero que sepas que aprecio mucho lo que haces”. Después de que el padre se marchara, la madre les preguntó a los tres hijos que por qué les había alabado su padre. El niño de diez años respondió: “Debe de estar enfadado porque no fregué los platos”. El de trece respondió: “No lo se, creo que se ha puesto sentimental” y el de quince años dijo: “Vete a saber, no creo que se entere de nada de lo que pasa”.

En el mundo laboral hay muchos jefes que hacen como este padre, creen que están elogiando a sus trabajadores y en realidad no trasmiten nada bueno. De nada sirve que llegue un día el jefe y te diga “Eh, chico, buen trabajo” o  “Estás trabajando muy bien”, cuando está claro que estas frases, al igual que la del padre, están vacías de significado y normalmente dejan al empleado con la duda de “¿Sabrá éste lo que hago yo realmente?”

Si se expresa la apreciación en general, las palabras poco concretas no comunican lo que la persona ha hecho bien y a menudo parecen poco sinceras. Es mucho mejor para elogiar al empleado hacerlo de forma explícita, por ejemplo decir, “Le felicito por cómo ha tratado a ese cliente, estaba muy nervioso, y usted lo trató con gran simpatía y lo calmó. Además usted se quedó un rato después de terminar el turno a pesar de que estaba agotado”.

De esto podemos resumir que los principales requisitos para un buen elogio son: ser oportuno, ser específico, ser sincero y estar preparado (conocer a nuestros empleados).

He hecho mención a esta parte del libro porque es muy importante que si quieres hacer algo y que tenga buenos resultados, tienes que hacerlo bien, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Hay que saber darse cuenta que a veces queremos trasmitir cosas y no lo hacemos de la mejor forma posible, por lo tanto debemos pararnos a pensar cómo nos gustaría que nos dijeran algo y así podremos obtener mejores resultados en cualquier situación.

jueves, 10 de diciembre de 2015

ATREVÁMONOS A EQUIVOCARNOS, por CRISTINA LERA

¿Cuántas veces nos hemos callado o hemos dejado de hacer algo “por si acaso”?

Muchas veces tendemos a actuar de la forma en que los demás esperan que actuemos, viviendo como robots que reciben instrucciones… pero, ¿Por qué? La respuesta es muy simple: por el qué dirán, por miedo, por inseguridades.

Vivimos con miedo a afrontar las dificultades, con miedo a las incertidumbres, con miedo a equivocarnos. Vivimos pensando que estamos siendo juzgados las 24 horas del día por nuestras decisiones. Debemos atrevernos a hacer lo que sentimos o decir lo que pensamos en cada momento sin miedo a las represalias.

Parece que nos sentimos mal cuando no pensamos lo mismo que los demás, cuando actuamos de forma diferente, cuando sobresalimos, cuando destacamos ante el resto. Vivimos buscando la aprobación de la gente que nos rodea, tanto de las personas que nos aprecian como de las que no conocemos. Vivimos nuestras vidas conforme a cómo los demás quieren que las vivamos.

Tenemos que atrevernos a romper los moldes, a diferenciarnos del resto, a actuar como nosotros queramos sin miedo a ser juzgados ni criticados por una simple razón: nunca va a existir una decisión perfecta.

Porque no existe una garantía de que nuestras decisiones vayan a ser acertadas, pero ahí está el tic de todo: la incertidumbre es parte de la vida. Debemos confiar en lo que decidimos, aunque temamos equivocarnos, esto nos hace crecer y eleva nuestra experiencia.

No tenemos que tener miedo a tomar una decisión equivocada, tenemos que ser nosotros mismos a cada instante y actuar como nosotros queramos, porque cada situación y cada momento es distinto.

Siempre estamos con la misma duda dentro de nuestra cabeza: ¿Y si nos equivocamos? ¡No pasa nada! Levántate, aprende del error y sigue hacia delante. A veces, gracias a un error, damos con la respuesta correcta.

El mayor fracaso que podemos cometer es no intentarlo por el miedo a equivocarnos. Porque no hay mayor fracaso que abandonar: incluso de la peor de las situaciones podemos aprender algo.
Porque estamos genéticamente programados para intentarlo hasta lograrlo, pero la sociedad y nuestros miedos internos nos contaminan después.

¿No creéis que es mejor atreverse, actuar y, si nos equivocamos, aprender del error y continuar, que quedarnos estáticos y no hacer nada por el miedo a equivocarnos?

jueves, 3 de diciembre de 2015

“EL BECARIO”: LA SINERGIA PERFECTA ENTRE EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTO, por TANIA MARTINEZ

Una película que desde que vi el tráiler me sedujo. No me decepcionó.

Trata sobre una joven dueña de un negocio de venta de moda online, que está cosechando grandes éxitos, a raíz de la reciente creación de su empresa, y que no acepta de buen grado tener como becario a un hombre de 70 años. 

Aunque durante el desarrollo de la película se dará cuenta de que la experiencia de ese becario está resultando indispensable para volver a recuperar el correcto funcionamiento de su empresa.

Aparte de la comedia, del romance, y de los problemas de conciliación que padece la dueña de la empresa, Jules Ostin (papel interpretado por Anne Hathaway),... con lo que me quedo de la película es cómo a través de un programa de becarios senior, (figura nada vista en España), Robert de Niro da vida a Ben Whittaker, un becario de 70 años, que entra con muy mal pie en una compañía de moda, debido a que por su edad no le asignan tareas porque consideran que no va a tener un rendimiento óptimo.

Pero no se da por vencido y empieza a trabajar de forma autónoma demostrando a sus compañeros porque fue vicepresidente durante 25 años en su antigua empresa, antes de jubilarse.

De forma casual su jefa directa descubre las aptitudes que Ben tiene y Jules se plantea que ese trabajador puede aportarle toda la experiencia laboral de la que ella carece debido a que ha creado su compañía de la nada hace un par de años y se ve abrumada por el volumen de negocio que ha adquirido en tan poco tiempo, porque la estrategia de negocio que Jules como directora ejecutiva diseño contemplaba este crecimiento en el plazo de 5 años, por lo que algunos accionistas manifiestan a la directora que es hora de contratar a un CEO.

Finalmente, después de visitar a varios CEO en diferentes partes de EEUU, ninguno le convence y Jules se da cuenta de que ella quiere seguir dirigiendo su empresa, y que dada la experiencia que Ben tiene, demostrada a lo largo de la película, él va a convertirse en su “CEO” particular.

Jules es una mujer joven con grandes conocimientos, como por ejemplo, la gestión del comercio electrónico, TIC´S y atención al cliente, que ha menospreciado a un trabajador de 70 años, que le puede aportar toda la experiencia laboral que ella necesita en este momento crítico para su empresa.

Personalmente pienso que en la sociedad que vivimos actualmente, donde nos encontramos con empresas donde hay personas que llevan trabajando en ella más de 25 años, y jóvenes recién graduados con altos conocimientos de los que la mayoría de trabajadores longevos carece, los profesionales dedicados a los Recursos Humanos tenemos como misión conseguir la sinergia perfecta de estás dos generaciones de trabajadores muy bien diferenciados, pero que sin su compenetración no lograremos el éxito

Con esta sinergia conseguiremos que la empresa tenga un gran valor añadido, además de romper las barreras generacionales que tanto miedo nos producen.