miércoles, 18 de diciembre de 2019

¿Cómo retener el talento en un entorno cada vez más dinámico?, por Héctor Cubino

Echando la vista atrás hacia la generación de nuestros padres y abuelos es muy probable que surjan en nuestras mentes numerosos ejemplos de personas a nuestro alrededor cuyas vidas siempre estuvieron ligadas a una misma organización. Es el caso de mi propio padre, quien trabajó cuarenta años para una empresa metalúrgica hasta su jubilación.

Sin embargo, estas situaciones se tornan cada vez más improbables. Hoy en día lo más frecuente es encontrar a personas que pasan de puntillas por distintas empresas hasta que logran asentarse en una. Esto nos muestra que el entorno laboral es cada vez más dinámico y es complicado encontrar una estabilidad a largo plazo debido a un ambiente emerge cada vez de manera más impredecible.

Por otro lado, así como las empresas cambian junto a su entorno, los valores de las personas también y es por ello que, desde mi punto de vista, actualmente el concepto de “compromiso”, entre otros, no es el mismo que el que las personas percibían antaño.

En un ambiente tan cambiante, donde nadie se casa con nadie, es un reto para nosotros como responsables de recursos humanos “retener” a esas personas que aporten un valor añadido a nuestra empresa. Existen diversas estrategias que podemos utilizar para evitar que alguien se vaya de nuestra organización, no obstante, opino que una predomina por encima de las demás: el aumento de la remuneración. Si bien creo que es importante que los trabajadores obtengan un salario acorde a su desempeño, considero que el dinero no es el fin último que debe ser perseguido por los empleados. Por ello, no es difícil esclarecer que, si una persona talentosa decide abandonar una empresa por motivos externos al dinero, la solución para conseguir que continúe, dudosamente será incrementando su salario, por decir una cifra, doscientos euros al mes. Es ahí donde entra nuestro valor diferencial como trabajadores de recursos humanos.

Desde mi perspectiva, la misión más importante y compleja que tenemos los profesionales de recursos humanos se basa en descubrir las necesidades, en la medida de lo posible, de nuestros trabajadores. No es ningún secreto considerar que, si conocemos las situaciones que los envuelven, tendremos mucha información sobre lo que necesitan y cómo ofrecérselo. Para descubrir estas motivaciones es necesario bajar “al terreno de juego” y mostrar interés por cada uno de nuestros trabajadores, generando un sentimiento de empatía y confianza mediante el cual las personas puedan comunicarnos sus opiniones. Así, la idea es que perciban que nosotros podemos ayudarles, sin desvincularnos de los intereses de la organización, por supuesto.

Para finalizar, resulta crucial destacar que, una vez sabidas las necesidades que hemos mencionado con anterioridad, es nuestra obligación adaptarnos de la mejor manera, buscando posibles soluciones a cada uno de los casos personales. Si nuestros trabajadores se sienten escuchados y valorados, en la mayoría de los casos, mantendrán el foco hacia nuestra empresa, ignorando tentaciones externas. De esta forma conseguiremos mantener a los trabajadores y, por ende, a los trabajadores con talento.


Probablemente, si consigues llevar esto a cabo, tú mismo seas una de esas personas con talento.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tres bases imprescindibles en la cultura empresarial actual: equipos de trabajo, diversidad y equipos multidisciplinares, por Ricardo García

Los equipos de trabajo son una pieza esencial actualmente en cualquier organización. Esta forma de trabajar agiliza y mejora algunas de las condiciones que obstaculizan el desarrollo de tareas diarias y la consecución de objetivos en las organizaciones.

Cuando se trabaja en equipo, se unifican las aptitudes de los miembros y se potencian sus esfuerzos, se rebaja el tiempo invertido en las labores y aumenta la eficacia en los resultados. Otro aspecto a destacar en el trabajo en equipo es la cohesión, para que exista esto se han de crear lazos de atracción, fijar una serie de normas comportamentales, donde la figura del líder es fundamental, promover una buena comunicación entre el conjunto de integrantes, trabajar por el logro de los objetivos comunes y establecer relaciones positivas. Esta cohesión en el equipo de trabajo se expresa a través del compañerismo y sentido de pertenencia al grupo que manifiestan los componentes del grupo. Cuanta más cohesión exista, mejor trabajarán sus miembros y más productivos serán los resultados de sus acciones.

Por lo tanto, podemos afirmar que los grupos pueden lograr más de lo que puede lograr una sola persona, pero, para ser productivo, un grupo tiene que permanecer concentrado y
saludable.


Otro aspecto que bajo mi punto de vista afecta directamente al trabajo en equipo es la diversidad, inmersa actualmente tanto en nuestra sociedad como en las organizaciones. Esto se debe a que el entorno empresarial en el que nos movemos este marcado por la globalización, diversificación e internacionalización. Es necesaria una buena gestión de esta en las empresas y organizaciones, ya que, si no se tuviera en cuenta, se generarían conflictos, pérdida de oportunidades y costes añadidos.

Como hemos mencionado anteriormente al estar inmersos en un entorno empresarial marcado por la globalización y la internacionalización, además de hacer referencia a la diversidad se debe de prestar especial atención a los equipos multiculturales. Si estos equipos no son gestionados de forma correcta pueden dar lugar a problemas como el etnocentrismo, el aumento de ambigüedad, complejidad y la confusión, problemas de comunicación, dificultad para tomar decisiones y desacuerdos.

Es cierto que si la diversidad cultural se gestiona de forma inadecuada puede producir muchos problemas, pero si es gestionada de forma correcta son muchos los beneficios que puede aportar a la organización como, por ejemplo, que la empresa tenga unos horizontes más amplios, una mayor perspectiva frente a los proyectos, problemas o el trabajo que surja, múltiples interpretaciones ante cualquier problema reto o tarea, pues cada persona puede interpretar los hechos de una manera totalmente distinta. También una mayor creatividad.

Estos equipos también poseen una mayor y mejor capacidad para solucionar problemas dado que las personas más creativas encuentran mejores soluciones y alternativas a cualquier problema. Estos equipos pueden tener mejores relaciones internacionales, estas personas son capaces de servir de puente entre dos o más mundos, ofrecen información, perspectivas e interpretaciones para mejorar relaciones con empleados, clientes y proveedores. Ofrecen ventajas a la hora de crear estrategias de marketing ya que pueden aportar estrategias efectivas para sus culturas natales. También ofrecen una mejor comprensión de mercados locales en todo  el mundo ya que las reglas de esos mercados cambian en cada lugar, así que una vez más estos equipos multiculturales pueden contar con personas nativas de estos países que pueden aportar ventajas.
 


Dicho todo esto, es importante prestar mucha atención a estos tres aspectos, TRABAJO EN EQUIPO, DIVERSIDAD Y EQUIPOS MULTICULTURALES ya que actualmente están muy presentes en nuestras organizaciones. Estos fenómenos pueden fomentar conflictos o colaboraciones. Pueden restar productividad o mejorarla. Pueden convertir nuestro proyecto en un laberinto en el que solo nos vamos a chocar contra las paredes, o en un pasillo que nos va a acercar a conseguir mejores resultados y objetivos. Todo depende de cómo se gestionen. Hay que ir construyendo este pasillo poco a poco y con una buena formación intercultural específica para el trabajo en equipos multiculturales. A continuación, hay que saber liderar y gestionar el equipo de manera que este pasillo siga recto y no crezcan obstáculos que lo conviertan en un laberinto, y si es así, hay que detectarlos a tiempo para que no se creen pasillos sin ninguna salida

miércoles, 4 de diciembre de 2019

La resistencia al cambio, por Ruth Santos

¿Qué puede determinar el éxito o fracaso de una transformación digital en cualquier ámbito de la una organización?
 
Aparentemente podemos pensar que un factor importante pueda ser la planificación del proyecto, la gestión de herramientas, el tiempo… Pero, sorprendentemente el factor determinante en cualquier transformación digital son las personas, con sus valores, creencias y actitudes.
 
Estas cualidades de las personas se relacionan de forma estrecha con el nivel de aceptación, compromiso e involucración en el complicado proceso que implica transformaciones digitales en las empresas. Además, estos valores, creencias y actitudes pueden ser determinantes para que estas transformaciones sean duraderas, operativas y activas.

 

 
Estas transformaciones en ocasiones son muy complejas y, en mi opinión, deberían ser mucho más sencillas, con metodologías más sencillas, para ello la creatividad como herramienta para convertir esos procesos en amenos, dinámicos y mucho más simples, debería ser imprescindible.
 
Por eso, en este Post hablaremos de algo tan importante como necesario de tratar en las transformaciones, la resistencia al cambio, que aparece en todas aquellas personas que trabajamos en las organizaciones cuando percibimos una amenaza que puede afectar a nuestro equilibrio habitual o nuestra “zona de confort”. Y su punto más crítico está justamente en la fase donde se presentan los obstáculos y dificultades.
 
Como punto de partida, antes de comenzar un proyecto de transformación digital, es necesario e importante medir el coste que va a generar el cambio, pero no solo nos referimos a nivel económico o tecnológico, sino que es necesario e importante medir el verdadero compromiso y expectativas de las personas junto con los objetivos buscados y deseados.
 
Alguno de los factores que más influencia tiene sobre la resistencia al cambio, es el desconocimiento sobre las iniciativas de la modificación, por ello, es imprescindible la comunicación, trasmitiendo unos mensajes e información clara y efectiva. Otro factor es la percepción de sobresfuerzo y realizar más horas de trabajo, no olvidemos que en una transición habrá momentos donde se solaparán tareas del sistema antiguo y el nuevo lo cual va a exigir cierto compromiso por parte de las personas.
 
A este factor le sigue el miedo ya que las personas somos seres emocionales en mayor o menor medida. Pero, ¿qué nos provoca no poder aceptar y conseguir el cambio o no saber cómo gestionarlo? INMOVILIDAD, ANSIEDAD, DISTRES, APATIA …
 
Es fundamental que las iniciativas del cambio sean lideradas por individuos influyentes y facilitadores que tengan habilidades que fomenten la participación y levanten el ánimo del equipo cuando este decaiga. La figura del Líder debe ser influyente en los diferentes departamentos involucrados para de manera positiva transmita aquellos obstáculos que puedan ser apreciados como un auténtico y verdadero RETO.
 
La voluntad para cambiar es el último paso del proceso del cambio. Esta determinado por el nivel de información que se tenga sobre cómo enfrentarse al cambio y por la seguridad de tener la capacidad de realizarlo.

 

 
Esta voluntad lleva implícito involucrarse y ser responsable del cambio y para fomentar dicha voluntad los líderes deben no solo ser conocedores de los factores que limitan, sino aquellos aspectos positivos para el proceso: el entusiasmo, expectativas de un futuro prometedor, ilusión y la liberación de problemas y cargas del antiguo sistema.
 
Por lo tanto, y en resumen, “el liderazgo” es indudablemente el motor del cambio; sin un líder con habilidades para enfrentarse de manera proactiva y ejemplar siendo acompañante durante la transición del cambio, la transformación no se llevará a cabo y se quedará en una utopía, además del gran coste económico y emocional que supone a las organizaciones.