jueves, 26 de noviembre de 2015

LIDERES EN LAS AULAS, por MARIA GONZALEZ IZQUIERDO

En la actualidad soy profesora de primero y segundo de bachillerato y me gustaría hacer una reflexión sobre la importancia de gestionar de forma adecuada a aquellos alumnos con la competencia de liderazgo más desarrollada.

La Real Academia Española define líder como la "persona a la que un grupo sigue reconociéndola como jefe u orientador".

Debemos partir de la basa que el liderazgo no es una característica genética, es decir, que a lo largo de los años se puede desarrollar si se trabaja en ello. Si bien, es cierto que hay personas cuyas habilidades de líder les sale de forma innata mientas que otros para poder llegar a serlo necesitan desarrollarlas.

En el mercado labora actual, no se buscan personas con grandes conocimientos (ya que es la competencia más sencilla de desarrollar en una persona) sino que lo que las empresas pretenden es encontrar a alguien con cualidades diferentes y este es el caso del liderazgo. 

Se plantea como una competencia diferenciadora y buscada por las empresas a día de hoy, por esto mismo llego a la conclusión de la importancia de desarrollar las características que tiene un líder en la educación obligatorio.
Debemos ser conscientes, los docentes, que no es solo líder aquel que es reivindicativo y llama la atención sino que puede ser alguien discreto pero en quién sus compañeros confíen y del que sientan un apoyo. 

Con la incorporación de los nuevos métodos de aprendizaje como puede ser el Aprendizaje Cooperativo se puede desarrollar esta competencia de forma adecuada, ya que todos los alumnos pasan por el rol de líder, consiguiendo así, que los discentes que posean habilidades de liderazgo puedan fortalecerlas y desarrollarlas de forma adecuada y aquellos que no posean estás características podrán saber como tienen que actuar para ser lideres de forma adecuada. 

Por tanto, y para velar por un mejor acceso de nuestros alumnos al mercado laboral, pienso que se podría trabajar el fomento de esta característica en las aulas.



lunes, 23 de noviembre de 2015

EN LA BÚSQUEDA DE LA INTERIORIDAD: INTELIGENCIA INTRAPERSONAL, por JOSE HERRADOR

La inteligencia es un fonema que tiene su origen más remoto en el latín inteligere, una palabra compuesta por otros dos vocablos: intus (“entre”) y legere (“escoger”). El término, por lo tanto, está relacionado con quien sabe escoger o seleccionar las mejores opciones para solucionar un problema.

¿Por qué hoy la Educación de la Interioridad? Si la pregunta la referimos a un “porqué” general diría que porque Europa y Occidente se han olvidado de la atención a lo interior lo cual nos ha llevado como sociedad, a un modelo de vida alejado en gran medida de la sabiduría profunda y de las claves de la verdadera humanidad. La actual crisis de valores generalizada es la expresión  de los grandes fallos de fondo del sistema neoliberal que transforma a la persona y a las sociedades en “hormigueros del consumo despiadado”, somos como hormiguitas obsesionadas por tener y tener cada día más y mejor (E. Fromm “Tener o Ser”).

Ello nos lleva a vivir el trabajo casi exclusivamente como fuente de remuneración económica sin contemplar apenas su carácter  “dignificador” de la vida humana cuando ese trabajo se vive como aportación a la mejora personal y del conjunto de la sociedad. El neoliberalismo nos ha transformado en seres individualistas y volcados enormemente hacia lo exterior. El silencio, la calma y la serenidad no son precisamente los frutos de nuestro modo de vida y, sin embargo, son imprescindibles para la construcción del Ser.

Inteligencia Intrapersonal corresponde a una de las inteligencias del modelo propuesto por Howard Gardner en la teoría de las inteligencias múltiples. La define como la capacidad para formarse un modelo ajustado, verídico de uno mismo y ser capaz de usarlo para desenvolverse en la vida, conocerse mediante un auto-análisis, tener imagen precisa, conciencia de los estados de ánimo interiores, emociones, necesidades, intenciones, motivaciones, deseos y capacidad  para la autodisciplina, autocomprensión y autoestima.
Este tipo de inteligencia es funcional para cualquier área de nuestra vida, ya que nos ayuda poniendo nombre a nuestras emociones recurrir a ellas como medio de interpretar y orientar la propia conducta. 

Las personas que poseen una inteligencia intrapersonal notable, poseen modelos viables y eficaces por sí mismos. Pero al ser esta forma de inteligencia  la más privada de todas, requiere otras formas expresivas para que pueda ser observada en funcionamiento.
La inteligencia interpersonal permite comprender y trabajar con los demás, la intrapersonal permite comprenderse mejor y trabajar con uno mismo. En el sentido individual de uno mismo, es posible hallar una mezcla de componentes intrapersonales e interpersonales. El sentido de uno mismo es una de las más notables invenciones humanas: simboliza toda la información posible respecto a una persona y qué es. Se trata de una invención que todos los individuos construyen para sí mismos.

Las competencias implicadas son: capacidad para plantearse metas, evaluar habilidades personales, controlar las emociones y el pensamiento propio.

Las habilidades relacionadas con dichas competencias son entre otras: meditar, exhibir disciplina personal, conservar la compostura e independencia personal y dar lo mejor de sí mismo. 

Algunas prácticas a título de ejemplo que estimulan y desarrollan la inteligencia intrapersonal podrían ser las siguientes: Elaboración de diarios o escritura de textos, ejercicios de meditación, establecimiento de objetivos personales a corto, mediano y largo plazo, actitud reflexiva permanente, capacidad autocrítica y autoevaluación. Como podéis observar muchas de estas prácticas están implícitas en el ejercicio del rol de responsable de equipos y personas. 

Considero que hoy más que nunca los responsables de la dirección de personas necesitan de este tipo de inteligencias (interpersonal, intrapersonal, emocional y espiritual) para contribuir al sostenimiento eficaz y vital de una función que las nuevas tecnologías quieren reducir a algo mecánico e inútil en las organizaciones de futuro..

lunes, 9 de noviembre de 2015

EFICIENCIA, por CARLOS GONZALEZ GOMEZ

Es la relación existente entre los recursos que utilizamos en un proyecto, una tarea, y los logros que alcanzamos.

Somos eficientes cuando utilizamos menos recursos para lograr lo que queremos. Dicho de otra manera, también somos eficientes cuando logramos más objetivos con los mismos recursos.

Un ejemplo de eficiencia de la vida diaria de muchas personas es cuando consigues el objetivo estratégico de mantener el equilibrio entre familia y trabajo. 
Los objetivos generales son alcanzar la excelencia en el trabajo y en la atención a la familia.
Los objetivos parciales o a corto plazo son cumplir con el 100% de la agenda semanal de objetivos laborales planificados y llevar a los niños a las actividades extraescolares, estudiar junto a ellos (que no con ellos), jugar con ellos (que no al lado de ellos), cenas, comidas, compras, limpieza, atender a nuestros mayores, y que te quede tiempo y energía para la relación de pareja y con los amigos. Idealmente, para el pleno al quince, que te quede algo de tiempo para ti mismo.

Sin duda, hay que trabajar con la gestión eficiente de los recursos, de entre los que los que me gustaría destacar el Tiempo y la combinación adecuada de Inteligencia e Inteligencia emocional.

Dos notas de reflexión: Planificación y hábito.

La rapidez con la que vuela el mundo nos obliga a ser eficientes. Pero principalmente la escasez de recursos. Cuando los márgenes de beneficio son altos, no necesitamos esforzarnos excesivamente. Las cosas van rodando casi solas. Cosa distinta es cuando hay que sacar leche de un botijo. Entonces la cosa cambia. 

El problema es que del escenario a) al b) la transición puede ser muy rápida. Dramáticamente rápida. Y supone un claro hándicap para los que tienen que llevar a cabo esa adaptación. Ya que el hábito de la eficiencia no se adquiere de la noche a la mañana.

Las personas que no interiorizan adecuadamente el hábito de la eficiencia pierden oportunidades. Las empresas que no la trabajan corren grave riesgo.

El uso racional, adecuado y justo de los recursos orientados a la consecución de los objetivos, la busca de la eficiencia y de la mejora continua en nuestros procesos de vida y trabajo, es por tanto un objetivo en sí mismo. Es un hábito necesario y deseado. 

No se me ocurre ninguna frase más adecuada que resuma la esencia de la eficiencia y de la inteligencia emocional que la archiconocida frase de Aristóteles que rezaba:

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”