Leo en el foro José Herrador el último post de Luis Poveda: “La quinta revolución industrial”, y me quedo pensativo con los avances que ya tenemos encima. Me preocupan esos robots que van a desplazarnos del trabajo que ahora hacemos. Reconozco que el escrito con vídeo incluido, me ha impactado.
Pensando en lo que nos viene de forma inminente, llego a la conclusión de que las cosas pueden cambiar para bien: se acabarán las estadísticas de parados y no parados, todos estaremos en las mismas condiciones. Me veo en uno de esos grupos de mirones que a veces hay por las calles, viendo la soltura con que trabajan los robots. Se acabaron las tareas peligrosas, penosas, insalubres y rutinarias, los trabajos nocturnos, los horarios “anti-estrés” (se llaman así a mala leche, no lo dudes), los cambios de contrato semanales (leo en un periódico “he tenido 130 contratos en 2 años”). Se acabaron los jefes - látigo que nos amargan la vida, las Empresas explotadoras… Todos seremos Humanos ya sin cargar con el calificativo de “Recursos”. Podremos organizarnos los días, las noches, los fines de semana… Las vacaciones no tendrán sentido.
Supongo que en un mundo así, todos podemos dedicar nuestro tiempo a ser autónomos, de los que ahora llamamos emprendedores. Tendremos nuestros robots especializados para hacer todo tipo de trabajo. Cultivarán nuestros huertos, se ocuparán de los ganados y la pesca para proveernos de todo lo necesario. Nos construirán las casas donde vivir, y los muebles que utilizamos. Nos transportarán al punto dónde deseemos estar. Nos comunicaremos o aislaremos del mundo, según sea la voluntad de cada uno. Nos curarán las enfermedades. Escribirán la música que nos guste y la interpretarán. Sabido es desde el tiempo de Pitágoras, que la música afecta directamente al estado anímico. Así pues, la felicidad será regulable por cada uno, como el volumen de la tele, pudiendo elegir el estado preferido.
Cuentan leyendas de la antigua Mesopotamia, que los dioses crearon a los humanos para que soportaran el duro trabajo de hacer canales entre el Éufrates y el Tigris, y así hacer cultivable la fértil tierra de la meseta. Con los excedentes de cosechas, se inició el comercio, se creó la escritura cuneiforme, marcando sobre el barro tierno aún de las vasijas, datos sobre su contenido. Se empezó a especular, se creó el dinero,… y aquí nos llegamos ahora. Como los viejos dioses de Asiria, estamos creando una nueva especie que cargue con el trabajo, sólo que no somos dioses y tenemos un final. Pero no debemos preocuparnos, porque llegado el momento, ellos llevarán nuestro fiambre al lugar del reposo eterno.
En fin, es la auténtica liberación, la creación de un nuevo paraíso en la Tierra. Vamos, que así de momento, me apunto al progreso que nos trae la técnica.
Lo que no me queda claro es cómo llegar a ese estado ideal. Tengo fe en la tecnología, pero no puedo imaginar que haya robots para todos, y aunque les hubiera, no sé si el reparto de tales aparatos será equitativo. Me temo que incluso siendo equitativo, no sepamos pedirles lo que realmente queramos. Y también temo que, lo mismo que hoy, lo que queremos no siempre nos conviene (piensa que hay personas que se drogan para ser felices). Incluso me temo que si no cambia la condición humana, utilicemos dichos aparatos para para vengarnos del vecino que nos despierta en la siesta, o para bajar los humos a los del otro equipo, que gana más veces que nosotros.
Por eso confío más en la buena voluntad de los humanos que en la tecno-ciencia, ya que mientras la naturaleza humana sea como parece ser, nos seguiremos necesitando unos a otros. Eso es, necesitándonos todos, aunque seamos inoportunos con más frecuencia de la deseable.
Curiosa información pero realmente todo eso podría pasar en un futuro en el cual todo se daría mas a ser autónomos y enfocarnos mas en nuestra persona aunque todo este tipo de innovaciones nos podrían llevar a ser personas mas perezosas, gracias por la valiosa información, muchas gracias por ello buen día.
ResponderEliminarSaludos cordiales.