Desde Recursos Humanos es fundamental entender que el talento no tiene una sola forma de manifestarse. Hay personas que destacan desde el primer momento: comunican con facilidad, impulsan a los demás, lideran con energía, y se mueven bien en entornos complejos. Su presencia es visible y aportan mucho al equipo.
Pero también están quienes lo hacen de una forma más reservada, más callada, pero igual de valiosa. Observan, analizan antes de hablar, construyen desde la constancia y sostienen al equipo desde la discreción.
Ambos forman parte del mismo engranaje dentro de las organizaciones. Ninguno es mejor que el otro, simplemente son dos formas de estar, aportar y de crear valor.
En ocasiones, corremos el riesgo de valorar solo aquello que se ve, se oye o llama la atención, pero el valor profesional no siempre se mide con cifras, ni se escucha con aplausos; muchas veces vive en lo intangible.
Una organización equilibrada es aquella que reconoce que no solo existe una única manera de ser valioso. Entiende que cada persona, desde su forma de ser, aporta algo único, incluso desde sus silencios. Sabe que el impacto puede manifestarse de muchas formas, y que para construir equipos sólidos y diversos, todas ellas son necesarias.
Como profesionales de Recursos Humanos uno de nuestros grandes desafíos no es elegir entre unos u otros, sino de aprender a mirar más allá, ser justos y crear espacios donde cada persona pueda aportar desde su autenticidad, desde su esencia.
Se trata de reconocer y valorar todas las formas de talento, no solo a quienes están en el centro del escenario y brillan en público, sino también a quienes construyen desde dentro. Como escribió Eduardo Galeano “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Al final, todo consiste en el equilibrio. No se trata de brillar más que los demás, sino de iluminar el camino para que todos puedan dejar su propia huella. Entender que el éxito y la resiliencia de un equipo dependen de esa diversidad de aportes, que se complementan, se respetan y se reconocen mutuamente.
Reconocer y valorar todas las formas de contribuir es algo clave para construir organizaciones más humanas, resilientes y exitosas.
Y tú, ¿Qué opinas?
Soraya Hernández
Alumna del Máster en Dirección y Gestión de RRHH 2024-2025
Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid