¿Cuántos de vosotros habéis realizado algún curso o máster en los que nos enseñen a despedir? Y es que despedir debería ser asumido como un saber hacer que tiene una base de preparación que muchas veces es subestimado.
Es verdad que no es una situación agradable, sobre todo si existe una relación cordial con la persona despedida, pero a veces, otros factores que nada tiene que ver con el empleado, obligan a tomar esta decisión.
Siempre tenemos en la boca la palabra líder, pero no hay mejor momento, donde se tenga que demostrar que lo es, que ese día cuando le dices a una persona que queda suspendida de empleo y sueldo.
Esto hace más que evidente que aprender a despedir forma parte del trabajo de un buen líder y si somos un equipo, lo somos también en estas circunstancias dolorosas e incómodas para todos.
A continuación, expondré las pautas más adecuadas para realizar esta tarea con respeto y dignidad hacia el exempleado.
La primera consiste en que, si bien debe realizarse conforme a la norma, para que sea válido, que esto no nos exima de dar una explicación personal.
El jefe inmediato del despedido le informe de la decisión de forma personal y dar la oportunidad de expresarse. Nada de despidos por correo electrónico. La forma correcta es mantener una breve reunión entre el profesional y su jefe inmediato, en la que se explique con total claridad las causas reales del despido.
Las decisiones duras también pasan por las manos de un buen jefe y lo de dejar en manos del departamento de Recursos Humanos esta cuestión no es apropiado ni justo. Mirar a los ojos a esa persona y argumentar las razones es lo mínimo.
La segunda permitir al empleado recoger sus objetos y despedirse de sus compañeros, ¿Es normal decirle a una persona que va a ser despedida que se marche y que, además, no pueda ni decir adiós a sus compañeros?
Es lo mínimo que se puede hacer por alguien que se sabe fuera de la empresa.
La tercera es que los viernes, suele ser el día escogido para despedir a un trabajador. Parece que el hecho de que el fin de semana se aproxime facilitará el mal trago. ¿Está comprobado que es mejor? No. ¡Cambiemos de día ¡
La cuarta ser breve, argumentar bien las razones.
La quinta es que la vida no es de color rosa, así que cuando toca afrontar un momento tan delicado hay que estar a la altura. Escuchar y evitar que el despedido sea el centro de atención del lugar de trabajo, es crucial. Intimidad y respeto es lo que como mínimo que se merece.
En sexto lugar es que no se debe huir de la situación, claro que es complicado y duro, pero más para la persona que va a ser despedida, por lo que cuando se tiene claro que esta persona no puede continuar en la empresa, no hay que prolongar ese día.
Como conclusión hay que comentar que de golpe el ser despedido, no solo perdemos un trabajo sino también perdemos compañeros de trabajo, rutinas, momentos compartidos y ganamos soledad y para que este proceso se supere con mayor facilidad, para poder empezar de nuevo y reorganizar nuestra vida otra vez sin perder el norte. El hecho de realizar un despido correctamente con respeto y dignidad puede marcar la diferencia no sólo en el momento de recibir la noticia sino también a la hora de gestionar sus consecuencias.
Y añado más, al igual que existe un protocolo durante el proceso de selección también debería haber un protocolo a la hora de despedir…
¿Y tú qué opinas?